Nuevos sueños
Empiezan a llegar las obras que protagonizarán la próxima exposición. Todavía no toca desvelar el título, que está ya decidido.
Es un proceso laborioso que ha requerido, primero, seleccionar las piezas del archivo digitalizado. Después localizarlas físicamente en los tres depósitos donde están almacenadas. Ayer cribamos el primero. Por fortuna tuve a mi hija para que me ayudara. Hoy tocará subirse a más escaleras y revolver en tres altillos más del otro repositorio. Luego rebuscaré en otra carpeta del ordenador una cincuentena de imágenes imprescindibles para la exposición y que la completarán. Cuando esté todo por los suelos, llamaré a los que saben para que ayuden a organizar la disposición final de cada obra y decidir cuáles quedan fuera por falta de espacio. El salón necesitaría otros treinta metros cuadrados, o al museo de sobran obras. Tranquilidad, será una muestra exquisita; no al uso acostumbrado de este adjetivo, pero sí define muy bien lo que se viene. Voy a echarle un ratillo más, luego un par de horitas de playa, y después comida con «La tertulia de los lunes», ese grupo de agitadores culturales de mi pueblo.