No hay glamour en el montar
No lo encuentras, al menos, en el Museo de Arte Abandonado durante el proceso de retirar la muestra actual y disponer de manera medianamente argumentada, la siguiente. Todo es agotamiento; un sube y baja, busca y piensa, y vuelve a bajar y subir. Viajes con el auto a rebosar, olvidos, renuncias, idas y venidas. Problemas de espacio en las paredes y de almacenamiento. Son ya 925 obras las que remueves de un modo u otro durante el proceso. Y recuerden que, tras la puerta verde acristalada, existe una casa con vida propia que reclama más atenciones, si cabe, que el museo. De locos. Embarcarse en esta aventura es de locos. Esto me recuerda la obra de Francesc Torres “Perder la cabeza”; quien no la haya perdido alguna vez, habrá vivido a medias, como sugiere la pieza. Y encima, una de las obras de la colección que ya tenía yo catalogada, resulta que al revisar nuevas fuentes, me aparece con otra autoría. De locos, sí. Y de locas.