Friedrich Schiller
Uno sabe lo que sabe y de este buen hombre me sonaba el nombre y que era literato. He buscado algunos poemas de él y me aburrieron. Fui a Wikipedia y, pese a sus venturas y desventuras (todo bicho viviente las tiene), me aburrí también. No considero que sea aberrante decir esto de alguien que está en los altares de la literatura. Hay casos peores: no soporto a Amenabar, ni a Isabel Coixet, ni leeré nunca El Quijote, ni nada de Isabel Allende o Pérez Reverte. Tengo más fobias imperdonables que no pienso contar, y algunas filias que tampoco. ¿Entonces?
Que me sigue asombrando encontrar en la basura obras así. Un óleo sobre lienzo de 40 x 34 cm. y firma ilegible. Según Germán, por el tipo de tela, las tachuelas y el bastidor, el cuadro es de finales del Siglo XIX. Y vuelve a suceder que doy con la fuente de esa pintura; se trata de una postal de época, a color, que pueden ver en los comentarios. Nada que no haya sucedido quince mil veces ya en la historia de la pintura; lo que me sacude es que vengan a mí esas partículas de la historia más común del arte.
La casuística del hallazgo supera, para mí, la relevancia de la obra. Seguramente, también, porque uno sabe lo que sabe y no da para más. Seguramente, también (cómo me gusta repetirme) procede de la casa de alguna familia alemana afincada en la isla que deja atrás algún difunto y sus recuerdos. Que exista gente que tenga el retrato de un literato en su hogar, habla bien de ambas personas. Salvo si el literato es de la ralea de Pérez Reverte o Fernando Aramburu (el de “Patria”). Y desde luego, por supuesto, tampoco significaría nada bueno que alguien tuviera en su casa mi retrato arrastrándolo por geneneneraciones.
En definitiva, que esta isla en un pozo sin fondo de sorpresas. Novecientas sesenta piezas ya obran en la colección. Impensable, inverosímil hubiera dicho cuando empezaba. Y diré que ya estoy rechazando algunas por temor al desbordamiento y porque tengo varios ejemplos de algunos tipos de pinturas que me encuentran por ahí. “La repetición de una acción es la técnica más efectiva para la prolongación”, canta Calle 13 en su canción “Así de grandes son las ideas”. La colección ya es un poco eso, repetir, insistir en la búsqueda… Schiller me sigue aburriendo, bueno, él no porque no conozco su literatura, pero lo que dice Wikipedia de él, sí me aburre. Es bueno reconocerse en la ignorancia y en los defetos. “Defetos” sí, leyeron bien. A veces me equivoco a propósito; seguramente, también, igual que me repito. Hubo otro error consentido, a ver si lo recuperan de este escrito. Schiller no sabía jugar a estas cosas, era un chico serio.