El síndrome Berlusconi, y el arte

Igual sí, que el Museo de Arte Abandonado lo padezca; aunque desearía que tuviera otro sesgo distintivo; patológico también, si quieren, pero no patético. Lean la historia que sigue, y opinen. Para ilustrarla, les dejo esta pieza que salió del suelo de un rastro, después que miles de personas pasaran junto a ella despreciándola. Me pidieron cinco euros. Se trata de un pastiche hecho de retales. El Castillo de San Felipe, del Puerto de la Cruz, retocado con añadidos al gusto, como esa torre de vigilancia y los restos de una especie de fachada con campanario. La vista de la costa también resulta un tanto peculiar. Playa Jardín y Punta Brava son reconocibles, y algo idealizada la carretera que asciende a Icod el Alto. Acuarela sobre papel de alto gramaje de 54 x 71 cm. Datada en 1984 con firma ilegible. Ahí va la historia de Silvio y su arte. No habrá conclusión alguna tras el relato; el diagnóstico quedará en sus manos.

“Los herederos de Berlusconi pensaban que tenían una colección de arte. Era un montón de basura de 20 millones de euros. Silvio Berlusconi tenía una colección de arte con 25.000 piezas, pero no tenía ni idea de arte.
Los herederos de Berlusconi se habrán llevado una gran sorpresa cuando han descubierto que la enorme colección de arte en la que el millonario había invertido 20 millones de euros, en realidad, eran poco más que estampitas compradas en un mercadillo.
Berlusconi era un apasionado del arte, pero no tenía un gusto muy refinado a la hora de elegir las más de 25.000 obras que había comprado durante toda su vida. Su amigo íntimo, crítico de arte y subsecretario del Ministerio de Cultura Vittorio Sgarbi, confesaba al programa ‘Report’ de la RAI italiana que el Berlusconi compraba la mayoría de las obras a través de los programa de teletienda de la televisión que vendían arte por subasta durante las noches de insomnio. Sgarbi dijo que el ex primer ministro se guiaba más por la cantidad que por la calidad o prestigio de la obra.
Paisajes, vírgenes y mujeres desnudas. En su intervención televisiva Sgarbi no dejaba lugar a dudas de la total ausencia de criterio artístico del magnate italiano, pero reconoce que tenía claro lo que le gustaba: los paisajes, las vírgenes y las mujeres desnudas. El periódico La Repubblica confirma que entre las obras se encuentran paisajes urbanos de París, Nápoles y Venecia, numerosas estampas de vírgenes y motivos religiosos, así como imágenes de mujeres desnudas que, según publica The Guardian, proceden de la napolitana Galleria Newarte, donde un día recibieron la llamada de Berlusconi preguntando por un cuadro que costaba 150 euros.
Por suerte para los herederos, el magnate de la comunicación italiano también colgó algunas obras de Tiziano y Rembrandt en las paredes de su mansión a las afueras de Milán. “De los 25.000 cuadros, tal vez haya seis o siete con algún valor artístico”, añadió Vittorio Sgarbi. Sale a una media de 800 euros por cuadro, pero es que las pocas obras de los grandes maestros suben la valoración media, que en ningún caso, servirá para recuperar los 20 millones de euros que Berlusconi se gastó en ellas. Según Sgarbi, los hijos de Berlusconi no tienen interés ni conocimiento sobre el arte, y podrían optar por deshacerse de la colección o donarla a alguna institución. Sin embargo, también existe la posibilidad de que quieran conservarla como un recuerdo de su padre o como una muestra de su poder y riqueza. Sea cual sea la decisión que tomen, lo cierto es que el legado artístico de Berlusconi no pasará a la historia como uno de los más valiosos ni relevantes del mundo”.