Antropotaxidermia y Mamá
El filósofo inglés Jeremy Bentham (1748-1832), uno de los primeros defensores de los derechos de los animales, en su testamento incluyó instrucciones para que su cuerpo fuera públicamente diseccionado y para que su esqueleto y su cabeza momificada fueran expuestos en un armario de madera a modo de autoicono. Sus últimas voluntades se cumplieron. Estático, con una mirada benevolente y una incipiente sonrisa esbozada en los labios, el profesor Jeremy Bentham recibe personalmente a los cientos de alumnos que diariamente pululan por el recibidor del centro de estudios del University College de Londres (UCL).
A mi madre le queda poco tiempo ya entre los seres vivos. El año próximo se convertirá en nonagenaria, y todavía es autónoma. Desde siempre ha vivido entre dos mundos, el real y el que ella se inventa a cada minuto. Con la edad el síndrome se ha ido agudizando hasta el extremo de construirse un curriculum a la altura de cualquier premio Nobel.
Estos dos párrafos han servido de introducción al asunto. Mi hermano y yo estamos decidiendo qué hacer con nuestra madre cuando fallezca. Ella dice que tiene su cuerpo donado a la ciencia, pero esos papeles no aparecen por ningún lado, lo que indica que tal destino es un producto más de sus ensoñaciones. Visto el caso, se me ocurrió que su cadáver, podría ser un poderoso atractivo para el Museo de Arte Abandonado. Únicamente deberíamos momificar su cuerpo y, a modo de escultura humana, presentarla sentada con la mano derecha extendida pidiendo la voluntad por la visita al Museo. La votación entre sus dos hijos, sus nietos y nietas anda reñida. Por ahora 3 a 2 favorable a la taxidermia, pero queremos que la decisión sea unánime, por lo que entramos en período de argumentaciones y panfletos. Es importante decir que la interesada contempla la posibilidad con buenos ojos. Estamos buscando también taxidermistas por todos los museos de naturaleza. Existe un mercado alternativo, pero nos parece restar honores al acto y dudo que entonces tuviéramos el beneplácito de la administración para mostrar la reliquia. Esparamos también que en la isla tengan cabida dos cuerpos incorruptos; si la Siervita de La Laguna puede exhibirse, por qué no mi madre, con lo honra… con lo trabajadora y creyente que ha sido.