A saltos, a brincos, interrumpida constantemente
Así funciona mi cabeza. Entre las ocupaciones propias de la casa, los compromisos adquiridos (que no son pocos ni sencillos), los textos sobre las obras que siguen llegando a la colección, el tiempo para recoger dichas obras (que es bastante, coche va coche viene), la próxima exposición en el museo, los papeleos que todavía no he tramitado también del museo, una mosca enorme que entró por no sé dónde y no para de zumbar; con todo eso, y me pongo a leer la conferencia de Aby Warburg a poco de abandonar el sanatorio mental y, en la tercera página, ya me atrapó y me tiene cogido por los huevos que no me suelta. Suena el teléfono: ahora no, estoy buscando el término “pagano” en el diccionario. Ah, y tengo otro documento abierto, sin título aún, ni una línea escrita, tratará sobre las empresas que vacían pisos o casas a tanto el metro cuadrado, y sobre las ONG que también vacían pisos y casas a coste cero; los últimos escalafones del mercado del arte. Pero sigo con Warburg…
“Un estudio más detallado de la religiosidad pagana de los Pueblo* señala la escasez de agua como un factor objetivo y autóctono que resulta crucial para el nacimiento de la religión indígena”. De “El ritual de la serpiente” (1923), discurso de despedida de la clínica psiquiátrica Kreuzling donde Aby estuvo internado. “La danza de las máscaras es la causalidad danzada. Instintivamente reemplaza al efecto incomprendido con la representación más concebible e instintiva de su causa”. Claro, de nuevo la teoría de la aparición de los dioses como voces alucinadas para explicar la despiadada dependencia del ser humano con la naturaleza, hipótesis alimentada por el antropólogo Julian Jaynes.
Por aprovechar, les dejo esta pintura que rescaté de la basura hará cosas de unos meses. No hace falta comentarla. Si el museo es un muestrario de cuadros abandonados en la calle, debe estar este inquietante bodegón, digno de una película de terror de la mejor serie B. Sabes que piensa asesinar al arte, y es honestísimo en su discurso.
*El nombre de esta civilización nació de la necesidad de distinguirlos de los indígenas nómadas de la zona ya que los indios Pueblo habitaban en pueblos formados por casas de adobe y de piedra.