Crónica de un inicio
Uno siempre está algo intranquilo cuando presenta un proyecto, y más si es casi de vida. El paso de la colección de arte abandonado, a Museo de Arte Abandonado se gestó, sin saberlo, algunos años atrás, cuando adquirimos la casa terrera que se hallaba en estado semiruinoso y la rehabilitamos para habitarla. La primera crujía es la más antigua, a caballo entre el siglo XVII y XVIII. La típica casa rural canaria. Un espacio de 28 metros cuadrados que ahora acoge el museo.
Iba a venir mucha gente y debía sentirse cómoda. Queríamos que la puesta de largo del espacio museístico, coincidiera con un evento señalado. Decidimos celebrar los cien años de la publicación del poemario de Mercedes Pinto, “Brisas del Teide”, y mostrar algunos de los Pico Teide que tiene la colección. Preparamos la lectura de dos poemas del libro de Mercedes, a las voces de Romina Mesa y Silvia Mesa. Abilio Martín hizo de maestro de ceremonias con su porte, su temple y su voz. Antes de dar lectura a un último poema de otro de los libros de la autora, salimos a la calle a descorrer el trapo a cuadros verdes y blancos tipo Vichy que tan bien conjuntaba con la fachada de la casa y que cubría la placa señalética del espacio. Silvia, ese ese acto simbólico/solemne renunció al salón de la vivienda en aras del Museo. Aplausos y vítores. Después, lectura del último poema en la voz de Abilio y luego me cedieron la palabra. Decir que, cada poema, fue acompañado con sutileza y emoción a partes iguales por el bajo de Teyo y la guitarra de José Javier. Yo agradecí la asistencia, la compañía y el acompañamiento y, a continuación, expliqué brevemente, algo sobre la muestra. Después hubo vino tinto del país y galletitas saladas. Dimos tiempo a los músicos, y a Isabel, la voz del grupo, a que preparasen los instrumentos en el bar “La Copa”, sitio emblemático y lugar de copas y noctambuleo en el valle, a treinta metros del museo, calle abajo. Allí acabó la fiesta en una jam session memorable, de bastante más de una hora, que dio paso a las consabidas “arrancadillas” tan de este norte y que te tienen una hora más en el lugar.
Yo no tengo palabras para agradecer las muestras de ánimo y el entusiasmo con que fue acogida la exposición y acogido el espacio. Ahora sí, empiezo a pensar que este lugar inventado, puede convertirse en un punto de referencia en la isla. Queda mucho por hacer; a ver si lo hacemos bien. Hasta ahora parece que sí…
El horario de visitas es de martes a viernes de 10 a 13 horas. Y siempre atenderemos también en otros horarios si se concierta una cita a través del teléfono.