Marina de Bélgica

Hace un mes que vino a Tenerife una sobrina de Paola a visitarla. Mi amiga Paola lleva más de cincuenta años viviendo aquí y desde siempre sus sobrinas han venido con regularidad. Desde que empecé el museo, Paola pide a su sobrina que, cuando venga, traiga un cuadro encontrado en la basura. Algunas veces lo consigue, y otras no. Esta vez fue que sí. Trajo en modo donación, un cuadro pintado en el Congo hace años que le regaló su madre (hermana de Paola) de cuando vivían allí. Y esta marina que encontró junto a un contenedor de basura. Ambas obras tenían su bastidor, pero las desmontó para el transporte. Las islas desde siempre se relacionaron con el mundo, sólo así se entiende la cantidad de obras con firmas extranjeras que nutren la colección de arte abandonado. Aunque estas dos pinturas llegaran de manera extraordinaria como una especie de ofrecimiento al museo, siguen siendo un ejemplo de la relación entre la isla y el resto del mundo.
Óleo sobre lienzo. 49 x 59 cm. Firmado R. Schepero. Circa 1950. Parece un canal navegable de los Países Bajos. Ni rastro por las redes de la autoría. Es una marina notable. Pinceladas cortas muy empastadas y en horizontal, consiguen ese aire impresionista. Dos de las barcas amarradas en primer plano parecen hundirse, pero omitiremos ese pequeño detalle. El cielo plúmbeo en sintonía con los tonos del agua, lo empapa todo de una transparencia melancólica. Parece que el cielo se haya roto en esa zona superior izquierda, donde existe el desgarro de la tela que ha sido burdamente remendado con cinta de embalar por detrás. Y hablando de la tela, pesa lo suyo cuando la sostienes en el aire; mucha materia. Me gustan las pinturas pesadas, recuerdo siempre las de Joan Abelló. La de veces que estuve en su antigua casa museo. Les dejo en los comentarios una marina del artista de Mollet del Vallés; es que la miro y me salta una lágrima. ¡Qué atrevimiento el suyo! ¡Cuánta personalidad! ¿Aprecian la diferencia de carácter entre una y otra obra? La de Schepero no llega; quiere, lo consigue incluso, pero su meta es otra. Abelló llegó; iba a decir que más lejos, pero eso sólo puede decirlo cada artista. Nosotros hablamos de cómo nos llega el arte, qué resortes nos toca, cómo nos hace vibrar. El de Abelló resuena contundente en mis adentros. El de Schepero es una lluvia fina que no cala.
El médico me informó ayer de los resultados de la analítica. Llevaba dos años sin hacerme una y he tardado un mes en pedir la cita con el médico después de la extracción. Sorprendentemente, estoy como unas chácaras: glóbulos, colesteroles, riñones, próstata, reúma… ¡Todo perfecto! Respecto al mareo de los vértigos, me dijo que no mirase tanta pintura y que vaya a un masajista porque tengo las cervicales anquilosadas, pero que me masajee despacito, no me vaya a marear…