Fuerteventura
“Con afecto y agradecimiento. Asunción. 02.08.2007”. Acuarela sobre papel. 16 x 23 cm. El propio hijo certifica que se trata de una obra de su madre, perteneciente a una serie de trabajos a partir de una breve estancia en aquella isla con una amiga. No se trata de un paisaje real, es una ensoñación del lugar ambientada en la atmósfera ocre de un día de calima. Un trabajo que destila sensibilidad y oficio. Cuando tengo que ir por cualquier motivo a La Orotava, por el casco voy muy lento, mirando uno por uno cada contenedor. En uno de esos la encontré.
Con esta Asunción me he llevado algún disgusto. Llegaron en cuentagotas unas pinturas con una firma similar y unas maneras que a mi amigo Germán le recordaban las de ella. Pero no lo eran, aquella Asunción era de Gran Canaria. Sea como fuere, la lista de mujeres artistas cuyas obras acaban en la basura empieza tener un corpus como para una exposición. Helena, la pintora polaca de la que sólo sabemos que murió. Magali, mujer del norte de la isla que practicó la pintura como entretenimiento o terapia en los últimos años de su vida, esos en los que volvemos a la inocencia de la infancia. El par de pinturas de Blanca McMahon, en su faceta más libre y creativa. Las cinco piezas de Micaela Rodríguez, de Gran Canaria también, firmadas entre 1927 y 1935 que, junto a las dos firmadas por su mentora y artista Fernanda del Castillo, de principios del siglo XX, se incorporaron en forma de lote conjunto a la colección del museo. Las dos acuarelas de la dueña de una casa en La Quinta, Eva Henuecke, que demuestran también sus grandes dotes artísticas. Los estudios académicos de una artista cuyo nombre no recuerdo ahora, que devino en abogada. También, aunque la colección sólo tenga una pieza de cada una, son remarcables la virtuosa acuarela de la canadiense J. Proudfoot, o el óleo de la retratista Pilar Fernández Duarte, que plasmó de manera rotunda a Luisa Spagnoli, inventora de los “Besos de Peruggia”, unos deliciosos bombones.
Todas estas obras son la evidencia del importantísimo papel de la mujer en la historia del arte. Un papel que sabe mucho de márgenes, donde acaban relegadas gran parte de ellas. El museo de arte abandonado es un destino más digno que el triste contenedor de basura. Sólo el 0’8% de la colección del Museo del Prado, son obras firmadas por mujeres. Revelador. La casuística, si nos adentramos en casos particulares, sigue clarificando el panorama; la figura de la mujer de Kandinsky es un buen ejemplo. Gabriele Münter fue una artista brillante en su época, denominada «genio» por la crítica, pero otra de esas mujeres artistas que quedó ensombrecida por el pensamiento patriarcal del momento en el que vivió.
El Museo de Arte Abandonado no filtra. Toma todo de la basura. En el momento de recoger una obra no posa la mirada ni un segundo en la autoría. Luego sí, claro; lo hace en un afán de documentar y comentar cada obra. Así, cerca del 40% de las más de 800 piezas que tiene la colección, han sido pintadas por mujeres. Como decía, los márgenes siempre se han significado por ofrecer una fiel radiografía de la sociedad.
El próximo año habrá una exposición sobre el tema. Si sobrevivimos a las bombas.