En ocasiones me tienen que sujetar
Las pinturas llegan a la colección de arte abandonado para hacerme pensar. Mucho. Este óleo sobre lienzo, de 54 x 94 cm. y firma ilegible apareció ayer junto a un contenedor en Santa Cruz. Por la tarde lo pasé a recoger. Tiene algo de “El grito”. ¿Hay amenaza, o amparo? No sé. Pero no es eso sobre lo que me hace pensar. Cada pintura me lleva a mi mismidad, soy ombliguista porque, si entiendo mi ombligo, pienso que entenderé el mundo. Estoy en ello. Y cada vez más lejos de comprender, aunque más próximo al saber. Sigo sin comprender cómo la gente se deshace de estas cosas, aunque lo sé. Quizás el arte va de eso, también. ¿Me explico? Son las diez y diez de la noche, esa hora en que las saetas de los relojes posan para los anuncios de publicidad. Decido subir ahora esta crónica así de corta. Mañana queda demasiado lejos.
Hay muy mala cobertura, el otro ordenador anda ocupado y es más urgente lo de allí que lo de aquí. Así que la crónica la leerán mañana cuando para ustedes ya sea hoy. “Tiempos. Deseos. Cerraduras y atajos”. Ábrete, Sésamo.