La distancia que separa cien años de algo, puede parecer infinita desde el punto de vista humano. La sociedad en la que vivimos no es aquella de 1924, año en el que Mercedes Pinto (Santa Cruz de Tenerife 1889 – Ciudad de México 1976) atravesaba su Atlántico rumbo a Uruguay. Lo hizo obligada a exiliarse tras la lectura, un año antes en la Universidad Central de Madrid, de su innovadora y polémica ponencia: “El divorcio como medida higiénica”. “Brisas del Teide” es el primer poemario de la que más tarde sería considerada la “poetisa canaria”.

Esta exposición rinde homenaje a la poesía de Mercedes, de parte de unas pinturas olvidadas a su suerte que, el Museo de Arte Abandonado, recuperó de contenedores y otros márgenes del arte, en Tenerife.

Un siglo para el Teide, apenas representa un suspiro. En sus ciento veinte mil años de vida, ha visto desfilar desde su imponente presencia, la historia del Homo sapiens. Mercedes Pinto está grabada en su memoria como una de las muchas mujeres valientes de nuestra tierra. “Brisas del Teide”, escrito durante su estancia en Madrid, entre 1921 y 1924, contiene el reflejo de esa mujer atlántica, isleña, luchadora, que reivindicó siempre su libertad para decidir. En él se manifiestan dos de las claves más comunes en la trayectoria literaria de la escritora: de un lado, el material eminentemente autobiográfico de sus obras; de otro, el fuerte espíritu apasionado, vehemente y romántico que tendrá su poesía, y que se hará explícito en la cantidad de signos de admiración y en la adjetivación emocional e intensificadora que predominan en estos versos.