Casas llenas con trasteros

No importa los apellidos de la casa, ni la historia concreta de esta obra. Óleo sobre lienzo, 44 x 53 cm. Raúl Tabares, fecha indescifrable. La cuestión es que andaba perdida en el trastero de una casa donde ya no cabían más cuadros. Comprendo el dilema. Hacemos un hueco en las paredes para unas obras y no otras, dependiendo más de la emoción que de la calidad. Y las emociones son cambiantes, volubles, olvidadizas… Así que, cuando procede, sustituimos viejos recuerdos por otras emociones más recientes. Así fue a parar la pintura de Tabares al trastero de la casa. El nieto fue quien la trajo al museo; quiso restituir su atributo como obra de arte. “Tu texto primero, y cuando la exhibas llegado el momento, la devolverán a su lugar de honor”. Menuda responsabilidad. Aunque pienso que con contar la historia de la casa sin apellidos, porque son lo de menos, el primer trabajo está hecho. Respecto a mostrarla, es firme candidata a varias exposiciones temáticas: “Lugares de Tenerife”, “Paisaje canario”, “Artistas insulares”, “Emotional Rescue”…

Es dificilísimo dar con un óleo de Raúl Tabares (La Laguna 1928 – 20025). Se relata su semblanza en Wikipedia como “pintor acuarelista español”. Aunque practicó la pintura al óleo, se prodigó muy poco en esa técnica. Como impensable era que, el día de la inauguración de la muestra “COPIA, INSPIRACIÓN, NECESIDAD” en el Museo de Arte Abandonado, llegara una visita con dos obras bajo el brazo para el museo. Este Tabares, de escasa luz en lo general, focaliza el resplandor en la fachada de la casa, como si ahí dentro sucediera el milagro de la creación, pese al cielo plomizo amenazando aguacero. Dicen que Tabares se enamoró de la pintura viendo pintar a Francisco Bonnín; y mucho hay del maestro en los pinceles y las formas del lagunero.