Es el título de la nueva muestra temática de los fondos del Museo de Arte Abandonado. Tres palabras que se dan cita en este espacio para contarnos sus historias. 53 obras alumbradas por la imperiosa NECESIDAD del ser humano por entretenerse en veleidades para no sucumbir. Y dos maneras de abordar la acción pictórica: la COPIA lo más próxima posible al original, o una vía que toma el original como INSPIRACIÓN y punto de partida hacia territorios próximos, pero no idénticos.
Cada pieza es un cuestionamiento vital. El conjunto es un grito. Un alarido de la humanidad en busca de respuestas, o de simples remansos donde la respuesta ha sido los pinceles. De la cueva de Altamira y la de Belmaco en La Palma, desfilan ante nuestros ojos Miguel Angel, Veronés, Velázquez, Murillo, Goya, Constable… Lo mejor del impresionismo y las Vanguardias, para concluir con un Miró gigante que cierra el círculo y lo contiene todo.
Claro, también hay firmas interesantes entre las piezas de la colección; las tres estrategias del título sirven para todos, para todas. Aguafuertes de Pérez Villalta o Gordillo inspirados en Picasso, o el canario Manuel Montes de Oca tomando a John Constable como excusa para airear sus pinceles. Pero ninguna de esas firmas desmerecen las obras de Micaela, o las de Asunción, ni las de artistas en el anonimato que dejaron sin firma sus creaciones. Los contenedores de basura, los márgenes del arte, nos son exclusividad de nadie. Es un placer constatar que también la pintura canaria, o lugares e incluso costumbres, tienen cabida en esta muestra que siempre toma modelos como punto de inicio de una aventura artística personalísima.
Una exposición que maravillará.
Y mientras las paredes van tomando forma, mi escritorio es otra obra de arte en tránsito hacia el caos. Próximamente más noticias.