Picaresca en Saint-Tropez
La pareja es alemana, son amigos de mi amiga Paola y viven cerca de ella. Acostumbraban a pasar unos días en la costa francesa cada año. Hará unos cuantos, adquirieron en esa glamurosa población la acuarela que les muestro, obra de un pintor ambulante (su tingladillo era el de la fotografía) apostado en el muelle. Pintaba en directo y tenía junto a él un stock de obras a la venta. La pareja tuvo la pieza en una pared en su casa hasta que se cansaron y la guardaron en el garaje. En sus paseos por los alrededores de donde viven, ya han encontrado otras obras dejadas en contenedores y que han entregado a la colección de arte abandonado. El otro día se acordaron de la acuarela y también se la dieron a mi amiga para el museo. Examinada con la lupa, es una simple impresión a color.
¡Caramba con el artista! Me encantan estas anécdotas que amplifican el contenido antropológico del museo de arte abandonado. Como la pareja es buena gente, cuando Paola les contó lo sucedido con su “acuarela”, buscaron en su ordenador la foto donde se ve el puesto del pintor ambulante donde la adquirieron. Ayer llegó a mis manos. Estoy leyendo “La montaña mágica”, de Thomas Mann; en la página 118 leo: “pensaba que el honor tenía importantes ventajas, pero que el deshonor tenía las mismas; es más, que las de éste eran casi ilimitadas”. Los episodios de la vida se solapan con los de la literatura, incluso coinciden en el tiempo lo preciso, para ilustrar un episodio vital como el que les cuento. Por eso la lectura te hace vivir más, te hace partícipe de otras vidas que amplían la tuya. También ocurre con la pintura, y con las lupas. Mirar bien, conocer a personas que viajan por ti… Todo eso es vivir también, casi es como haber viajado a Saint-Tropez. Nunca estuve ahí. En los viajes que hacíamos a Génova (al palacete de Mangiante, el odontólogo de Ramón y coleccionista de Goya), la veíamos desde arriba, desde la carretera… ¿O era Cannes, o Mónaco, lo que veíamos desde lo alto de aquella sinuosa carretera? Hace tantos años… Desde entonces, estoy tan cansado… El mundo del arte, en las alturas, donde se gestionan los hitos, está lleno de genios de la picaresca, como el pintor ambulante…