Ver más allá

Montserrat Mira. Acrílico sobre lienzo, 40 x 30 cm. 1967. Estamos ante la Montserrat más figurativa, representando un motivo que debe respetar con fidelidad las proporciones del modelo, por más que ese, fuera una idealización. Con algunas imperfecciones en los labios que intentó corregir, lo interesante de la obra radica en la fórmula para representar el rostro y su disposición espacial. Empezando por la elección de los colores (nada baladí), retrata a una mujer con personalidad: mirada profunda, cuello erguido, firmeza en el rictus… El cabello recogido refleja la intención de acción. Una mujer ígnea dispuesta alcanzar sus metas. La posición en el lienzo, como suspendida en el ángulo superior derecho, indica el inicio de algo, la línea de salida. Frente a ella, todo por hacer y una meta: esa brecha que se abre en el propio lienzo, de bordes azulados, tras la que la luz que se revela es casi nívea, anunciadora del prodigioso porvenir. ¿Sublimó en el cuadro la artista sus propios sueños? ¿En qué medida podría tratarse de un autorretrato? ¿Alcanzaría la ansiada brecha por la que adentrarse en aquel mundo idílico? ¿O acaso era la brecha anunciadora de peligros? Una pieza inquietante, en la que todo está por suceder. Se intuye acción, palpita en el aire un antes y un después. Es un estado preliminar, un instante anterior al acontecimiento. La obra me recuerda unos versos zen… “

“Cuando alguien se mira
en el espejo,
Forma y espejo se contemplan.
Ese alguien no es el reflejo,
mas el reflejo es ese alguien”.

Hokyo Zan Mai